Ferrocarril Ecuatoriano: Perseverancia y Progreso
El ferrocarril ecuatoriano es un símbolo de la visión y la perseverancia que marcaron una época en la historia del país. Todo comenzó con el sueño de García Moreno, un visionario que, en 1860, dio los primeros pasos hacia la construcción de una obra monumental.
Aunque no vivió para ver su culminación, sus esfuerzos sentaron las bases para el desarrollo de una red ferroviaria que cambiaría Ecuador para siempre. Eloy Alfaro, conocido como el “Viejo Luchador”, hizo del ferrocarril su prioridad, retomando los trabajos y aprovechando las vías ya construidas en administraciones anteriores. Bajo su liderazgo, la obra avanzó significativamente, despertando a los pueblos que tocaba a lo largo de su recorrido.
La estación de Piedras, una de las paradas clave en esta ruta, se convirtió en un bullicioso centro de comercio y encuentro. Con el paso del ferrocarril, este pequeño pueblo experimentó un auge sin precedentes, con personas que acudían diariamente para tomar el tren, realizar negocios, y despedir a seres queridos. Este ferrocarril, más que un medio de transporte, es un testimonio del espíritu inquebrantable de aquellos que soñaron con conectar un país a través de las montañas. Hoy, sigue siendo un emblema del progreso y la unidad, recordándonos que, con determinación y esfuerzo, se pueden alcanzar las metas más ambiciosas.